PARA SABER MÁS: Novedades legislativas
Hay quien ha definido aquellas primeras Constituciones como un “golpe de audacia legislativo”. Lo cierto es que hacían saltar por los aires muchos de los pilares de la vida religiosa hasta entonces. No es que Domingo y sus frailes quisieran acabar con las tradiciones… pero empezaba una vida nueva.
Estos son los tres aspectos más importantes:
-Trabajo
Una de las características fundamentales de la vida monástica hasta entonces había sido el trabajo manual. “Ora et labora”, que diría san Benito a sus monjes. Este trabajo consistía principalmente en el cultivo del campo, una labor encomiable que había permitido sanear terrenos, mejorar las técnicas de agricultura… pero que a Domingo y a sus compañeros les venía mal. Ellos no eran monjes; eran frailes. Uno no puede estar deslomándose recogiendo patatas, y esperar sacar adelante una carrera universitaria. Porque ese era el objetivo primero de la Orden que estaba naciendo: ofrecer a la Iglesia predicadores bien formados, dedicados a la predicación y al estudio.
Pero, hombre, poner en las Constituciones que “se elimina el trabajo en el campo” no quedaba nada bien. Lo que decretaron es que “no está permitida la posesión de terrenos”, que es mucho más elegante. Si no hay terreno, no hay cultivo. Claro, que sin cultivo tampoco hay pan… Así se definió que la Orden sería “Mendicante”, es decir, irían mendigando el pan de cada día. Y, si un día nadie les atendía… ¡¡¡a dar gracias a Dios abrazando la pobreza!!! Eso sí, hubo una excepción: las monjas. Domingo y los frailes quisieron que nosotras tuviésemos terrenos y rentas, para evitar en lo posible que pasáramos hambre… A mí me parece un detalle de lo más tierno…
-Liturgia
En honor a la verdad, hemos de decir que no fuimos los primeros en dejar la agricultura. Otras Órdenes lo hicieron antes. Eso sí, para dedicarse a celebrar una liturgia más solemne y cuidada, con más adornos y cantos. Sin embargo, el tiempo que se ganaba eliminando el trabajo del campo, en la comunidad de Domingo, se emplearía… ¡¡¡para el estudio y la predicación!!!
Frente a los majestuosos y recargados cantos gregorianos de otros monasterios, la liturgia en esta nueva Orden sería (copio literalmente) “breve y sucinta, de manera que los hermanos no pierdan la devoción y no encuentren la menor dificultad en el estudio”.
¡¡¡Una innovación asombrosa!!!
-Dispensas
Si hasta aquí la cosa era sorprendente, llegamos ahora al mayor golpe de audacia: la ley de la dispensa, es decir, la norma que permite saltarse las normas: no ir a las vigilias, no guardar la abstinencia…
En efecto, aquella primera comunidad estableció que la dispensa no sería algo excepcional, sino que se podría emplear siempre que fuese necesario, y no solo en caso de enfermedad (como las demás Órdenes), ¡¡¡sino también por motivo de predicación o de estudio!!!
De nuevo brilla aquí el gran valor que dieron a la formación, a la evangelización… ¡y a la responsabilidad personal!
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Con estas bases tan novedosas, el camino hacia una realidad inédita en la Iglesia estaba abierto. ¡¡Y esta realidad es la que aprobó el Papa!! Sólo el Espíritu renueva a la Iglesia desde dentro de la Iglesia…
VIVE DE CRISTO