MIS BIENAVENTURANZAS, SON VIDA ETERNA

Escrito el 11/09/2025
Sor Matilde OP


20, Y Él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. 

21 Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. 

22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. 

23 Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas. 

24 « Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. 

25 ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. 

26 ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas. (Lc. 6, 20-26)

 

“Jesús levantó los ojos a sus discípulos”, los miró fijamente porque lo que les iba a decir eran Palabras divinas para ellos. ¿Y los otros? No, a ellos no se dirigen porque no las entenderían, se escandalizarían al oírlas. Pero los pobres discípulos, ¿eran más capaces de entender que ellos?. Posiblemente no, pero aquí está, ante las Bienaventuranzas, una gracia de sabiduría del Espíritu Santo para que, aunque les resultan incomprensibles, guardan silencio en sus corazones hasta que den fruto. Además, como Jesús está con ellos, su Palabra es Verdad y les da la vida eterna.

Porque ¿se puede entender que son felices los pobres, los que ahora lloran, los que pasan hambre, los que son insultados, los que proscriben de las asambleas y son llamados infames? Pues sí, porque todo esto tiene una causa: el Hijo del Hombre. Y un discípulo ha de ser como su maestro, ¿no hicieron lo mismo los hombres con los Profetas verdaderos y sobre todos con Jesús, la última Palabra del Padre?

Él es el paradigma de todos nuestros comportamientos y escucha: Jesús fue pobre, ¡el verdadero pobre!; se despojó de su condición divina; Éllloró en esta situación y sufrió con todos los que la vida les obliga a llorar por la indiferencia de los hombres y la maldad de sus corazones. Su consuelo venía del Padre o no llegaba de ningún sitio. Y recibió tantos desprecios y humillaciones que no ha habido tantos sobre la tierra en hombre alguno. Por amor al Padre y, por tanto, a sus hermanos los hombres, soportó todo con inmensa paciencia. ¿No es Jesús laBienaventuranza de todos los que escucha su Palabra? ¡Nuestra recompensa de seguirlo está en el cielo!

Por tanto, no nos escandalicemos del programa de vida que nos ha trazado Jesús. Ya san Pablo nos aseguró que “una tribulación pasajera y liviana, nos trae un caudal de Gloria”. Jesús nos lo repite en su Palabra: “¡confía en el Señor, se valiente, ten ánimo, confía en el Señor!”. La fuerza y hasta la alegría de servirlo y seguirlo, nos la da el Espíritu Santo con la alegría espiritual, que es uno de sus dones y la da a los que aman a Dios más que a sí mismos.

¡Señor, somos pobres y débiles, pero tú has previsto esto, por ello, te presentas entre nosotros como un Fuerte Refugio, una Roca inexpugnable, una Mano Poderosa y Amiga que siempre nos sostiene y nunca dejarás de prodigarnos con tu gracia que es tu Fuerza!. Y sabemos esto porque nos amas como yo nunca podré imaginar.

!Jesús, buscamos ser bienaventurados con tu felicidad! ¡Ven y nada temeremos, venceremos todos los poderes del mundo que siempre tratan de achicarnos y acobardarnos! ¡Tú has vencido todo lo que nos acecha con la fuerza de tu Resurrección!  ¡Ven, Jesús, ven pronto, Señor, y siempre! ¡Que así sea! ¡Amén! ¡Amén!