39 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa.
40 También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.»
41 Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?»
42 Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente?
43 Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así.
44 De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda.
45 Pero si aquel siervo se dice en su corazón: "Mi señor tarda en venir", y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse,
46 vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles.
47 « Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes;
48 el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más. (Lc. 12, 39-48)
La Venida del Hijo del Hombre en poder y gloria a nuestro mundo, es un hecho verdadero que Jesús nos ha manifestado a lo largo de su predicación. Pero, no avisará cuando llegue, sino que vendrá como un ladrón en la noche y arrebatará la prenda del alma y la llevará a donde Jesús le anunció: los justos a la vida eterna y feliz y los que no se arrepintieron en vida, a un final desgraciado que, sólo Dios sabe.
Lo que se nos pide a todos es “velar y orar para no caer en la tentación”y ser apartados de la presencia de Dios. Si estamos alertas por si viniereel Señor, nuestro obrar nos hará no apartarnos de Él. Ahora, viéndolo en la fe. y después en una clara visión, cara cara.
Al hombre le es difícil mantener la atención activa porque en general estamos distraídos, vagando por un sinfín de imágenes y fantasías. Diossabe esto, por ello, nos avisa que trabajemos afanosamente por mantener, con la voluntad y, ayudados de la gracia, la preciosa presencia de Dios. En ella debemos vivir, comer, dormir y andar en los trabajos de cada día a. El momento de la oración, es el tiempo fuerte en el que nosampararemos en su presencia viva. Por nosotros, lo haremos en la fe sostenida, pero si Dios lo desea, en su bondad, iluminará esos ratos preciosos que Dios bendice. Y habrá luz del Cielo sin que yo haya hecho otra cosa que “estar”. La Luz de Cristo, si Él lo quiere, alumbraranuestra memoria y, al salir de la oración, notaremos que llevamos sobre nosotros una “carga divina” que, no podremos olvidar en cualquier momento del día. Así, caminaremos “de baluarte en baluarte, hasta ver a Dios en Sión”, en la Jerusalén del cielo.
¡Señor, sostén ahora mi fe que, se ha de alimentar de la Palabra de Dios y de la Comunión de tu Cuerpo y Sangre en la Eucaristía! ¡Cuánto más añoremos a Jesús en nuestro corazón, más desearemos la Misa diaria donde el alimento que se nos da, es Él mismo!: “El que come mi Carne y bebe, mi Sangre, tiene vida eterna y Yo lo resucitaré en el último día porque, ¡mi Carne es verdadera comida y mi Sangre es verdadera bebida”!
Y, El Pan Eucarístico, será, quién me asimile en ÉI, no viceversa, como ocurre con el pan material. Y podremos decir, en verdad: “ya no soy yo sino Cristo quién vive en mí y mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios que, me amó y se entregó por mí”.
¡Todas estas promesas tenemos si perseveramos en la búsqueda del Amor! ¡No estamos solos en esta constancia porque el Espíritu Santo, es quien nos sostiene y calienta en nuestras luchas y también en llegar a la meta del Cielo! ¡Confiemos y amemos en su Paz! ¡Qué así que sea!¡Amén! ¡Amén!
