¿CREÉIS QUE YO SOY EL BUEN PASTOR?

Escrito el 20/04/2024
Sor Matilde OP


11 Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. 

12 Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, 

13 porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. 

14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, 

15 como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. 

16 También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. 

17 Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. 

18 Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre.» (Jn. 10, 11-18)

 

Sí Señor, nosotros creemos y sabemos que Tú, eres el Pastor Bueno que, nos cuidas y proteges y en el colmo de tu amor, has dado tu vida por nosotros. Y, no estabas coaccionado por ello, sino que, lo hiciste libremente, como Dios que eres. “Nadie te ha quitado la vida, sino que, la has dado compadecido de nosotros”. Como se compadece un pastor, al ver a su ovejuela perdida por los montes o enredada en la maleza o peor aún, en las garras del lobo que sólo desea matar y destrozar. Así, estábamos nosotros cuando en la Trinidad Santísima, hubo una decisión irrevocable que, determinó la Encarnación del Verbo. Y esto,solamente para salvarnos del pecado y de la muerte, en las que estábamos sumidos. ¡Y, todo lo hiciste, Dios nuestro, ¡por el amor que te constreñía a abajarte hasta nuestra miseria!

Y con esta entrega, nosotros que, somos de la tierra, pudimos conocer a Jesús como Él, conoce al Padre:¡todo ternura y caridad! Pudimos entrar en la órbita divina llevados de la mano de nuestro Buen Pastor. Y,no sólo entrar en su atmósfera sino, conocerle, como Jesús mismo se conoce. Y, con este saber de Jesús,amar lo que Él amó y, entregarnos como Él hizo: hasta dar la vida por los hermanos.

Pues, ¿quién no ha oído alguna vez en su vida, el mandato de Jesús a Pedro: “si me amas, apacienta mis ovejas”? O, ¿es que el grado de amor a Él es muy pequeño, por eso, nuestros oídos están embotados y sordos para no oír claramente: “tú, ven y sígueme”? Pues, no es otra cosa el ser cristiano, de Cristo, que,seguir a Jesús donde Él quiera llevarnos. Y, sabemos que el monte santo de su contemplación es el monte Calvario, antes que el monte de su Ascensión a los Cielos.

¡Es verdad Señor que, alguna vez oímos, aunque quedamente: “¡ven, ven a mí!”, pero tuve miedo de sufrir porque el Enemigo, es muy inteligente y astuto y sabe muy bien por donde me puede atacar: por el miedo a la cruz en las mil formas que mi mente se inventa! Pero, “el cáliz que vamos a beber”, no es ese. Es una copa que, sostiene tu Mano y nos acerca a la Llaga de tu Costado, para que sorbamos en todo momento y no pueda quedar saciada nuestra sed. Porque la hartura, será en el Cielo, donde “ya no habrá más luto, ni llanto,ni dolor, porque nuestro mundo que, es primero (y se nos imagina el único), ha pasado y el mar ya no existe”. Y, nada que sepa a criatura, con su gran caducidad, tendrá luz participada porque, sólo vivirá aquello que Jesús haya rescatado con su Resurrección que, es Vida Eterna.

¡Señor Jesús, mírame y haz conmigo como quieras porque sé que, lo que tú hagas, será siempre con amor y por amor y, estando Tú siempre a mi lado, arrebatarás de mí todo temor que, no me lleva a la Vida! ¡No te apartes de mí, aunque sea torpe para oír y cobarde en seguir tus planes sobre mí! ¡Tú Jesús, me conoces y me quieres, ahora y como estoy! Y me sueñas, con tu gracia, ¡santificarme! ¡Porque, si yo deseo estar eternamente contigo, más lo deseas Tú, porque, además lo puedes y quieres hacerlo! ¡Hágase! ¡Amén!¡Amén!