Él, IMPONIENDO LAS MANOS, LOS CURABA

Escrito el 01/09/2021
Sor Matilde OP


38 Saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella. 

39 Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre, y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles. 

40 A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y, poniendo él las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. 

41 Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: «Tú eres el Hijo de Dios.» Pero él, conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo. 

42 Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando y, llegando donde él, trataban de retenerle para que no les dejara. 

43 Pero él les dijo: «También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado.»

44 E iba predicando por las sinagogas de Judea. (Lc. 4, 38-44)

 

Jesús, cuando proclama el Reino de Dios, no lo hace sólo, con su Palabra poderosa: Él, es el Verbo de Dios, la total expresión del Padre para los hombres. Jesús, habla y habla y les acerca el Cielo, el Reino, con muchas imágenes y parábolas: por la comparación, la mente y el corazón, y más éste, comprende que lo divino ha irrumpido en nuestras vidas... Todo esto, es muy importante, pero no es lo único: el Verbo se ha hecho carne y su humanidad, en el tacto y en sus manos, es vehículo del acercamiento del Padre a la vida de todos los hombres: “imponía las manos sobre los enfermos y a cada uno, los iba curando”: Les tocaba con sus sagradas manos y los malos humores y los malos espíritus, huían ante este “tacto” acompañado de su Palabra. Su Carne divina, al contacto con nuestra carne enferma y herida, le devuelve la pureza y la imagen de Dios que tenía, cuándo fue creada y restaurada en el Bautismo, por el Espíritu Santo... Porque una y otra vez, a lo largo de nuestra vida, “ponemos triste a este Santo Espíritu”, que como Amor de Dios, también, una y otra vez, quiere limpiarnos y sanarnos, para “presentarnos ante Él, santos e irreprochables por elAmor” ...

¡Pero no nos pongamos tristes, al comprobar esta realidad penosa, pues Jesús, ha venido a nosotros como Médico y “no necesitan médico los sanos, sino los enfermos”, que dijo Jesús a los puritanos de su tiempo... Así, todos necesitamos de Jesús, porque “el que diga que no tiene pecado miente y le hace mentiroso aDios”: porque, “todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios y somos justificados gratuitamente, con su gracia, por la resurrección de Cristo Jesús”. Él está a la derecha de Dios e intercedeeternamente por nosotros, ante el Padre...

Por tanto, no miremos demasiado “de tejas para abajo” nuestras vidas, porque “hemos sido comprados a gran precio, por Jesús, Señor Nuestro”... “Él, ha pagado por todos nosotros y cada uno” y lo que sólo nos pide es que seamos una acción de gracias muy viva y que nuestros ojos, se claven fijos en Él y le digamos con toda la fe que podamos: “¡Tócame Jesús, toca mi carne con tu Carne y quedaré sano, impregna mi cuerpo, de tu Cuerpo y no me dejes vagar en la soledad de mi ser herido y enfermo, que nunca recuperará la salud sino en Ti y en todo el Amor que brota de Ti!”...

¡Qué me acerque con frecuencia a la Eucaristía, para que se realice este maravilloso trueque, que, como torrente, salta hasta la vida eterna y ya me da, en esta vida, mi “prenda” segura de santidad y gracia!...

¡Jesús, mírame, no pases de largo ante mí, pues te llamo con mi puerta abierta para que entres en mí y hagas,dentro y fuera, cuanto gustes y desees de esta criaturita que sólo quiere pertenecerte, por la fe y el amor sin condiciones!...

¡Amén y Amén, que así se haga en mí, por tu “Tacto divino”!...