EL QUE QUIERA SER PRIMERO, QUE SEA VUESTRO ESCLAVO

Escrito el 25/07/2021
Sor Matilde OP


20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. 

21 El le dijo: «¿Qué quieres? » Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino.»

22 Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?» Dícenle: «Sí, podemos.»

23 Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre. 

24 Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. 

25 Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. 

26 No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, 

27 y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; 

28 de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.» (Mt. 20, 20-28)

 

He aquí una secuencia de la vida de Jesús, en que “la madre de los Cebedeos se postra para hacerle una petición”. Pero a esta postración no le siguen palabras de humildad y, sobre todo, temor de Dios. Esta mujer no pide ni misericordia, ni curación, ni perdón sino que pide prepotencia y privilegios para sus dos hijos:“Manda que estos dos hijos antecedan en el honor a todos los demás Apóstoles”: Dice el Evangelio claramente que ordena a Jesús: “manda” lo que yo te diga... ¡Esto suena a mucha insolencia!: ¡Decirle aDios lo que debe hacer, según mis pretensiones! Y Jesús le rectifica esta demanda: “no sabéis lo que pedís”… En verdad que son muy ignorantes de la distancia infinita que media entre Dios y el hombre: ¡Una criatura pequeña y dependiente de Él, el Dios del cielo y tierra, que ha creado todos los mundos y todos los seres!... Pero Jesús perdonó a los dos Apóstoles y a su madre y nos perdona a nosotros de todas nuestras palabras insolentes, porque sabe que somos ignorantes... Y no sólo Jesús le rectifica y tiene paciencia con ellos, sino que les lanza a la meta de su seguimiento: “El que quiera ser el primero, que sea vuestro esclavo”.¡Y esto sí que lo entendieron los apóstoles! Sabían muy bien lo que era “un esclavo”: un ser que pertenecía a otro dueño y no así mismo, por tanto, no podía reclamar nada. Que era tratado como un animal o una cosa según el arbitrio de su dueño. El esclavo había nacido, sólo exclusivamente para servir, para entregarse. YJesús, su Maestro y Señor, se había hecho uno de ellos, por amor a los hombres: “Jesús se despojó de su rango divino y tomo la condición de esclavo”... Y la que le dio a luz, su Madre María, se dice a sí misma: “¡He aquí la esclava del Señor!”, es decir: haz de mí lo que quieras, mi Dios, estoy contenta con no pertenecerme, con dejarme hacer como quieras conmigo”. Y María antecedió en el tiempo en “dar su vida en rescate por muchos”, igual que su Hijo Jesús...

¿Y nosotros?... ¿Hemos entendido esta quintaesencia del Evangelio? ¿Estamos dispuestos a “darnos hasta el extremo” cómo Jesús y con Jesús?... Porque nuestra donación tiene un fuerte y seguro soporte: ¡Jesús, que vive en lo hondo de nuestro ser y con nuestro cuerpo se entrega a la voluntad y deseo del Padre, sobre cada uno!: “El que quiera salvar su vida la perderá, pero el que la perdiere, la salvará para la vida eterna”: Primero, una petición; después, una posesión...

¡No estamos solos en nuestra “esclavitud”: nuestro “Esclavo” va delante de nosotros ¡y en nosotros!... ¡Y no al vacío, o a la veleidad de cualquier amo, sino a las manos del Padre que nos volcará en su Corazón y nos hará saborear los gozos de esta “esclavitud por Amor” ...

¡No tengamos miedo de entregar todo, el Todo está detrás de nuestro “vacío”!... ¡Amén!,¡Amén!...