Hola, buenos días, hoy Leti nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
EL EQUIPO DE CRISTO
El otro día fue la fiesta de la Natividad de María y tuvimos comida en la huerta con sobremesa. Ese día, después de compartir un rato, nos pusimos a jugar a juegos de habilidad. Pasamos un rato muy bueno y, mientras jugábamos, me quedé mirando con cariño a las monjas.
Está la monja que le gusta más ayudar en el juego que ganar; está la que se enfada cuando pierde, o mejor dicho, cuando no gana; está la que intenta hacer alguna trampa para ganar; está la que se deja ayudar y llega más lejos; está la que, en silencio, piensa cómo hacer una estrategia y así sorprender…cada una reaccionaba de una manera.
Le decía a Jesús: tus discípulos también eran como nosotras. Ellos eran humanos y querían los mejores puestos, querían que el otro sirviera, que el Maestro les hiciera caso. Una de las cosas que tenían en común todos ellos, y también nosotros, es que somos humanos. La perfección y la plenitud se nos dará en el Cielo. Pero vemos a Jesús que pacientemente reconduce las situaciones para enfocarlo todo desde el Amor.
Y pedía al Señor que, Él que nos ha unido en un monasterio para vivir alabándole y anunciando Su amor, para que los hombres lo conozcan y se salven, nos ayude y no permita que las diferencias nos desunan. Es verdad que somos humanos, pero cuando nuestra mirada permanece fija en Cristo, es más fuerte que cualquier cosa de este mundo.
Seguro que a ti te puede pasar en tu familia, en tu trabajo, en tu parroquia, en tu grupo de amigos… Tenemos que, unidos a Cristo, perseverar en el amor. No dejar que el mal venza, porque el mal está vencido en la Cruz de Cristo. Nosotros tenemos que luchar en el equipo de Cristo, y la victoria está garantizada, porque en la cruz y Resurrección está todo ganado.
No dejes que el cansancio, la rutina o el desánimo puedan con tu fe. ¡Ánimo, que la victoria ya está en tu marcador! Hoy, el reto del amor es hacer un rato de oración y entregarle al Señor esa persona o circunstancia que te cuesta, esa por la que tirarías la toalla. Pídele al Señor perseverar en Él.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!