Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
¡MUCHAS GRACIAS!
En nuestra comunidad, los sábados por la mañana hacemos “zafarrancho de limpieza”. Cada una saca sus artilugios y se va a la zona asignada para volver a dejarlo todo como nuevo.
Ayer, además, me tocaba ir a la cocina. Pero todo está muy bien pensado, porque, para poder dedicarse más a la limpieza, los sábados normalmente comemos sobras de la semana.
Sin embargo, el viernes la procuradora se dio cuenta de que no había mucha cosa para hoy, así que se aseguró de tener algo pidiéndole a la cocinera que hiciera un poco de más.
Por la tarde, en la oración, me vino todo esto a la memoria, y el Señor me regaló ver que esto mismo han hecho nuestros mayores con nosotras. ¡Cuánto tenemos que agradecer todo lo que han hecho por nosotras los que nos preceden! Ellos han bregado para que saliéramos adelante y han “hecho muchas veces de más”, para que nuestro día fuera más liviano.
Qué ejemplo nos han dado con su constancia, con su perseverancia y, sobre todo, con su gratuidad en la entrega. Ahora es nuestro turno de entregarnos en la vida; es el momento en que el Señor nos da “los alimentos” para que “cocinemos” para los demás. Y, como cada una de las personas a las que debo tanto, yo también quiero “poner toda la carne en el asador”.
Cristo, con su propia Vida, nos invita a vivir sin medias tintas. Él mismo dice: “El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás no es digno de mí”. Él nos ama hasta el extremo de morir en una cruz, poniéndose en el lugar que nos correspondía a nosotros.
No se trata de un esfuerzo que brote de nosotros, sino de un corazón enamorado y agradecido que vive feliz. ¡Es tanto lo que hay que agradecer!
Hoy, el reto del amor es vivir la entrega con un corazón agradecido. Cada día hacemos tanto... pero nuestro corazón es el que marca el indicador clave: “¿Por qué lo hago?”. Que demos gratis lo que gratis hemos recibido.
VIVE DE CRISTO
https://www.instagram.com/p/DLwXAgONYdD/?igsh=MXVmZjdwZDdlanprcQ==
¡Feliz día!