Buenos días, hoy Matilde nos lleva el Señor. Qué pases un feliz día.
“VENID A MI”
Era por la mañana. Antes de nuestra misa de 8, al pasar por la cocina, me di cuenta de que el calentador del agua estaba apagado. Es un poco laborioso encenderlo porque hay que apretar varias veces a la chispa hasta que se enciende y, hay que armarse de paciencia… Con el piloto,una vez encendido, volver a la llama. ¡Y salta un fogonazo que calienta de nuevo el agua con un fuego abundante!
Hoy, iba como suplicando al Espíritu Santo para que encendiera su fuego en mí, así como su poder y fuerza cambian el pan en el Cuerpo de Cristo y el vino en su Sangre. Y de repente, me di cuenta de que el calentador me daba una imagen pobre, es verdad, pero muy plástica de esa obra que el Espíritu Santo quiere hacer en cada fiel que asiste a la Eucaristía y recibe el Cuerpo y la Sangre del Señor.
Muchas veces nos preguntamos por qué al comulgar no se percibe nada, es como si mi habitual sequedad, persistiera. Yo me cuestionaba si soy “persistente” antes de la Misa en “apretar el piloto” una y otra vez, suplicando al Espíritu Santo que su “Llama viva” me penetre y cambie mi frialdad en “Fuego vivo” y esto, una y otra vez sin cansarme hasta llegar a la celebración del gran Misterio de nuestra fe.
Y, cuando el Señor quiere, me hace entrar en la Sabiduría de su obra de Amor y todo mi ser queda tocado por su Fuego divino.
Hoy, el reto del amor es, acercarme a la Eucaristía y orar al Espíritu Santo que venga a mi corazón, junto con Jesús en el Pan Eucarístico y en el Vino consagrados. ¡El Señor es Dios y todo lo que desea desde su Amor, desde su Espíritu Santo, siempre se cumple!
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!