Hola, buenos días, hoy Leti nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
DÍA DE LLUVIA
Ayer fue un día de mucha lluvia, sobre todo por la tarde. Hubo un momento en que llovía con mucha fuerza. Al pasar por el claustro, me di cuenta de que el canalón no podía canalizar toda el agua que le llegaba y se desbordaba por arriba. Así, el agua salía por todos los sitios.
Me quedé un rato mirándolo y me di cuenta de que el agua ya no podía ser controlada. Me habría gustado que siguiera su curso por el canalón, pero su intensidad hacía que se desbordara.
En la oración le decía al Señor que así es su amor: siempre nos desborda. Queremos controlarle a Dios y se nos sale por todos los lados. Pero esto es algo muy bueno, porque el que no podamos controlar a Dios nos dice que es realmente Dios. Si pudiéramos controlarle, ya no sería Dios.
Ante esta falta de control por nuestra parte, el camino es la confianza. Porque nosotros no sabremos qué hacer ni cómo actuar, pero Él sí sabe cuál es el siguiente paso y nos lo dirá en el momento oportuno.
Es verdad que, cuando vemos que se nos desbordan las personas o los acontecimientos, lo que nos sale es querer controlarlo, pensando que así encontraremos la paz. Pero no es verdad. La paz la encontramos en el Señor, en confiar que Él está detrás de todo lo que vivimos.
Nosotros somos seres humanos y, por lo tanto, limitados. Pero para el Señor no hay límites. A Él nunca se le desborda nada. Todo está en su plan de salvación para cada uno de nosotros.
Porque la fe no es tenerlo todo claro, sino saber en quién confío cuando todo está oscuro.
Hoy el reto del amor es hacer un rato de oración y entregarle al Señor esa situación que te desborda, dejarla en sus manos, en su cruz, y poner tu confianza en Él.
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!