Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
UN ESPECTÁCULO CELESTE
¡Anoche se desató una tormenta eléctrica impresionante! Me encanta sentarme bajo mi ventana y contemplar ese espectáculo maravilloso. Al ver los rayos de un lado a otro del cielo, la intensa lluvia, las nubes… me daba cuenta de que todos los fenómenos del cielo nos resultan inmensos, aunque sepamos que son fenómenos naturales y que tienen una explicación científica.
Es una inmensidad que nos supera y que nos hace descubrir nuestra pequeñez, nuestro poder tan limitado. El cielo habla de grandiosidad, de majestuosidad… Así que me acosté pensando precisamente en esto.
Hoy la Iglesia celebra la Solemnidad de la Ascensión del Señor, y precisamente aquel espectáculo celeste me recordó algo que había leído del papa Benedicto XVI sobre esta fiesta. Él explicaba que es importante mirar esta solemnidad a la luz del Antiguo Testamento, de donde sabemos que el término “elevación” hace referencia a la toma de posesión de los reyes. Explica que el sentido de esta Solemnidad no es que Jesús subiera de la tierra al cielo, porque el cielo no es un espacio más allá de las nubes y de las estrellas. Su Ascensión significa, en parte, que se eleva para tomar posesión de su Reino.
Por eso es una fiesta para todos los cristianos: porque el Reino de Cristo ha comenzado.
“Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra” (Mt 28,18). Sabemos bien que su Reino no es de este mundo; está muy por encima de este mundo, aunque estamos llamados a vivir de él ya aquí.
Su Reino ha comenzado, sí, pero el que yo comience a vivirlo ya aquí tan solo depende de mí, de que en mi vida le deje ser Rey, deje a Dios ser Dios. Y es que todo su poder y omnipotencia se detienen ante nuestra libertad.
Hoy el reto del amor es mirar al cielo y hacer una opción personal.
¿Quién quieres que sea tu Rey? ¿Bajo qué bandera estás?
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!