Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
MIGUITAS
Acabo de poner dos preciosas pajareras en unos árboles del jardín. Son como unas casitas, pero totalmente abiertas, en las que pongo comida y agua para los pajaritos.
Encontrar la ubicación exacta me llevó lo mío. No quería colgarlas en un árbol sin más; ¡mi objetivo es poder observarlas desde una de las ventanas del Noviciado! Así podré disfrutar de los gorriones y petirrojos sin que me vean y sin asustarlos…
Bueno, ese es el plan… a largo plazo. ¡Porque por ahora la comida desaparece sin que pueda ver ni un solo pájaro! Creo que todavía van con miedo, procurando no ser vistos, ¡hay que darles tiempo!
Pero, aunque no los veo, cada mañana vuelvo a dejar unas migas de pan, confiando en que un día seremos amigos.
De pronto me he dado cuenta de que así actúa el Señor con nosotros: ¡es Él quien da el primer paso! Es Él quien cada día nos deja “miguitas” de amor, dándonos tiempo, con la serenidad del cariño, para que crezcamos en confianza, para que cada día nos acerquemos un porquito más a Él… ¡y nos dejemos ver!
Así lo ha hecho desde el principio de nuestra historia. Su amor por nosotros comenzó mucho antes de que naciésemos, mucho antes de que pudiéramos hacer nada por agradecer o responder a su amor. ¡Nos ama porque nos ama!
En palabras de san Juan: “Él nos amó primero” (1 Jn 4, 19).
Su amor no depende de nuestra respuesta. Su amor es inmenso, ¡incondicional! Cada mañana, vuelve a salir a nuestro encuentro, nos espera, nos busca. Porque, cada día, vuelve a amarte primero.
“Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?” (Mt 6, 26).
Hoy el reto del amor es que contemples a los pájaros, que escuches sus cantos… ¡deja que estos alados amigos sean hoy para ti recuerdo del amor de Cristo!
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!