Hola, buenos días, hoy Leti nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
SORPRESA
Hace un tiempo, por los desvanes, me encontré un cántaro grande. Me gustó mucho, lo limpié y ha quedado precioso. Decidí usarlo para meter cosas. Te puedes imaginar cómo es: de esos que tienen una boca no muy ancha y, por abajo, son regordetes. Yo, tan feliz, acumulaba diversas cosas para luego ordenarlas.
Hoy ha llegado el día de vaciarlo para colocar cada cosa en su sitio, pero resulta que todo lo que entró sin problema… ahora no hay manera de sacarlo. Unos se han atravesado, otros no los puedo coger con facilidad. El resultado: podré vaciarlo, pero con paciencia.
Cuando por la tarde le daba gracias al Señor por el día, recordaba mi cántaro. Y le decía al Señor: qué fácil es coger caminos fáciles, aparentemente rápidos, pero que luego nos damos cuenta de que nos llevan por el camino del sufrimiento o del dolor.
Jesús nos dice: «¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos lo encuentran.» (Mateo 7,14).
Pero Jesús no dice que no exista la puerta, solo dice que es estrecha, y por ser estrecha, pocos la encuentran. Y es real: muchas veces queremos las cosas fáciles y rápidas. Pero en el camino del espíritu, lo que necesitamos es tiempo y paciencia. Porque todo camino del espíritu es lento y profundo. Esta es la marca de que es del Señor.
Nosotros estamos muy acostumbrados a la inmediatez, pero Jesús no entiende de inmediatez, entiende de amor. Y el Amor —nos dice san Pablo— es paciente.
Hoy el reto del amor es optar por Cristo en tu interior y recitar el Credo de una manera consciente. Jesús es tu camino hacia el cielo.
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!