Hoy el reto del amor es revisar tu tejado

Escrito el 04/09/2021
Vive de Cristo


Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día. 

SATURADA 

El otro día, a primera hora de la mañana, bajaba a la iglesia como siempre. Sin embargo, al llegar al claustro, descubrí que me había olvidado de algo muy importante: la canoa. 

¡¡Nuestro claustro, a pesar de ser cubierto, estaba totalmente encharcado!! Es más, el agua saltaba cual cascada desde las esquinas… ¡¡En mi vida había visto algo así!!

Resulta que, la lluvia que cae en el tejado, se recoge por un sistema de canalones. Estos conducen el agua hasta una tubería que baja por la esquina del claustro y desemboca en el pozo que hay en el centro. 

Pues bien, la tromba de agua arrastró sin piedad toda la suciedad que había en los tejados por las obras. La tubería intentó tragarlo todo pero, claro, la pobre se saturó. No pudo con tanto… y el agua comenzó a salir por todas partes, organizando un zafarrancho de campeonato. 

He orado mucho sobre esto. Evidentemente, nadie quiere inundaciones en su casa ni en su corazón. Sin embargo, esperar que no haya tormentas, malos entendidos, problemas… es una utopía imposible. 

El problema de nuestra tubería no fue el agua, ¡sino la basura acumulada! 

En efecto, a lo largo de la jornada, podemos ir dejando pasar pequeños detalles por considerarlos “insignificantes”: una mala contestación, una falta de diálogo… 

Tal vez no parezca mucho, pero, si se van acumulando… ¡¡cuando llegue la tormenta, tu corazón puede inundarse!! 

Cristo no nos ha prometido acabar con todas las nubecillas que aparezcan en nuestro horizonte. Sin embargo, dice: “No temas, que te he redimido. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo, la corriente no te anegará” (Is 43, 1-2). Si Él está con nosotros, ¡hay esperanza incluso en la tormenta! 

Hoy el reto del amor es revisar tu tejado. ¿Tienes “basurilla” acumulada? No te preocupes si no eres un especialista en limpieza, ¡yo tampoco! Pero Jesucristo sí. Él es quien te dará luz para descubrir qué es lo que te está atascando y, sobre todo, sanará tu corazón para que puedas restaurarlo desde el perdón. No acumules basurillas, por pequeñas que parezcan… Con Cristo podrás mantener tu tejado limpio, ¡y con Él no hay tormenta que nos gane! ¡Feliz día! 

VIVE DE CRISTO

¡Feliz día!