Día 6

PREDICADOR INFATIGABLE

 

Un fraile dijo una vez que “la forma más bella que tiene un dominico de amar es predicando”. A primera vista, puede que parezca una frase sin sentido... pero, al predicar, lo que hacemos es entregar a los demás lo mejor que tenemos: ¡a Cristo! ¿Y qué es el amor, sino buscar y desear el bien del otro?

 

Nuestro mayor bien, nuestro mayor tesoro, es Jesucristo. Él es quien llena de Vida cada instante. En Él encontramos esa mano amiga que nos sostiene, que nos anima... Caminando a Su lado, las dificultades ya no se viven en solitario, ¡y las alegrías se multiplican! ¿Cómo no desear que todo el mundo viva así?

 

 

Esto era lo que vivía Domingo... y por eso toda su vida fue una predicación. Viéndole vivir, mucha gente comenzó a cuestionarse de dónde brotaba esa alegría, esa paz... Nuestro Padre fue el primero en cumplir aquel consejo: “Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo”.

 

 

 

 

Oración

Señor Jesús, hoy te queremos pedir un corazón semejante al tuyo para amar. Queremos parecernos a ti en nuestra vida, para que todo lo que hagamos sea una predicación que suscite la fe en ti, que invite a conocerte y seguirte. Que la alegría que Tú nos regalas sea solaz y bendición para los otros como lo era Santo Domingo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.