Día 4

VALIENTE Y ATREVIDO

 

Valiente, sí; atrevido, también... pero no irreflexivo. Domingo no tomaba sus decisiones a la ligera, sino que hablaba cada una de ellas con el Señor. Pero, cuando veía que Cristo le pedía algo, ¡se lanzaba a ello aunque fuese contra toda lógica!

 

Eso fue lo que sucedió aquel día de Pentecostés, cuando reunió a los pocos compañeros que tenía entonces... ¡y les dijo que debían dispersarse de dos en dos!

 

Muchos le acusaron de haber perdido la razón, algunos le vaticinaron que su Orden, demasiado joven todavía, se destruiría... Pero, con el aplomo castellano que le caracterizaba, respondió a todos que le dejasen continuar, pues, “yo sé bien lo que me hago”.

 

Y, contra todo pronóstico, a partir de ese momento, ¡la Orden empezó a florecer!

 

Realmente, ¡la lógica de Cristo es otra lógica! Al fin y al cabo, Él ve la realidad... con otra perspectiva. Nosotros hacemos cálculos humanos, ¡pero el poder del Señor sobrepasa nuestras previsiones! Así pues, la clave de la felicidad de Domingo fue saber escuchar al Señor, ¡y confiar ciegamente! Escuchó la voz de Cristo más que cualquier otra voz, por muy lógica y prudente que fuera, ¡pues él sabía de quién se fiaba!

 

 

Oración

Hoy te pedimos Señor estar siempre atentos a las inspiraciones que el Espíritu Santo va poniendo en nuestro espíritu, sabiduría para reconocerlos como dones suyos, alegría y prontitud para llevarlas a cabo, sin miedo y con confianza, porque sabemos que todo lo que nos regalas o nos pides es para hacernos felices. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.