JUAN, ERES PROFETA DEL ALTÍSIMO

Escrito el 24/12/2025
Sor Matilde OP


67 Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo: 

68 « Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo. 

69 y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo, 

70 como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas, 

71 que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odiaban 

72 haciendo misericordia a nuestros padres y recordando su santa alianza 

73 y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos 

74 que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor 

75 en santidad y justicia delante de él todos nuestros días. 

76 Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos 

77 y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados, 

78 por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura, 

79 a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.» (Lc. 1, 67-79)

 

Desde niño, Juan el Bautista oiría en su casa que, él era el “Profeta del Altísimo”. No era un profeta más, sino el último profeta, porque su misión era señalar al que tenía que venir y que, ya estaba entre todos. Juan, ante Jesús, se abajará porque decía machaconamente en sus últimos días: “Él tiene que crecer y, yo tengo que menguar”. Él, se sabe ante Jesús nada y menos que nada. Él, ha de preparar el camino a Jesús invitando a todos a convertirse. Jesús, mando por delante a su emisario,como Rey que era. Y éste,  cumplió fielmente la encomienda de su Maestro y Señor Jesucristo.

Juan, sabía que, para acercarse a Dios, el hombre ha de purificarse, o mejor, ha de dejarse purificar por ÉI. Y, saliendo de su soledad, comenzó a predicar un bautismo de conversión. Se plantó en el Jordán ya él acudían las gentes para ser bautizadas y que, se les perdonaran los pecados.

La misión de Juan Bautista era extraordinaria, como extraordinaria fue su gestación y nacimiento. Seres celestes anunciaron su entrada en el mundo. Todo fue maravilloso, en los comienzos de su vida. Pero todos estos signos desembocaron en una vida muy austera en el desierto, y después el salir de este retiro, por voluntad de Dios, para “gritar” la vuelta a ÉI, por las obras de justicia. Porque Dios, ama a los hombres, al pecador que somos también nosotros; Pero no ama nuestras malas obras o infidelidades. ¡Y estas, sólo las puede perdonar el Señor, cubriéndolas con su misericordia!

¡Señor, nosotros reconocemos nuestra impiedad y más al saber que un día nos prometiste: “nos visitará el Sol, que nace de lo alto”! ¡Y así lo has cumplido derrochando tu amor con tu Encarnación, tu Vida y tu Muerte en la Cruz! ¡Y, todo por amor, un amor, que no merecemos, y nos es impensable poder alcanzar! Ahora, con tus promesas hechas realidad, nos acogemos todos a ese “Sol que ha nacido de lo alto”, aJesucristo, Nuestro Salvador. 

¡Ya no vivimos de los profetas ni, nos quedamos en la figura del fiel Juan el Bautista! ¡Ahora es la gracia, es tu gracia, que gravita en toda nuestra vida, invitándonos a convertirnos de todo lo que queda todavía de impureza y, a sumergirnos, en el piélago divino de tu caridad! 

¡Señor Dios, Tú también quieres que seamos profetas, pero no de la abolición del pecado, sino de “el excesivo amor” que, ¡Jesús nos ha inaugurado! ¡Y que ya nos está salvando!.. La voz de Jesús: “Dios te ama” a todos los hombres, es nuestra plenitud de ser profetas del Nuevo Testamento! 

¡Hazlo tú, Señor! ¡Qué así sea! ¡Amén! ¡Amén!